El Teatro Baralt celebra los 492 años de Maracaibo

De los 492 años que hoy cumple de fundada la ciudad de Maracaibo, el Teatro Baralt ha sido durante 138 ellos, parte de su historia y sigue a su servicio.

En 1529, el explorador alemán y quien fuera Gobernador de la Provincia de Venezuela, Ambrosio Alfinger funda Maracaibo como ciudad, por lo cual hoy, 8 de septiembre, se celebra el cumpleaños de la que muchos consideran “la ciudad más bella que existe en el continente”, como lo refiere la famosa gaita.

Hablar de ciudad, es hablar de cultura. La formación y el desarrollo de un espacio geográfico no sólo depende de la modernización para convertirse en metrópoli, también influyen de manera directa las creencias, costumbres y tradiciones de sus habitantes como factores interventores en la configuración de ciudad, siendo la cultura un elemento que teje entre sí a los ciudadanos que la conforman.

En todas las ciudades, a partir de la organización política y la actividad económica, dada por el canje de productos y servicios, surge orgánicamente la creación y organización de espacios para la convivencia que se va extendiendo por todo el territorio, Maracaibo no fue la excepción.

Para el historiador y profesor Ángel Lombardi, “Maracaibo cumple de alguna manera con esas características: el mercado, el puerto, el malecón, la Plaza Baralt y la Plaza Bolívar como centro religioso administrativo. Alrededor se fue desarrollando el casco central y, posteriormente, el resto de la ciudad. Entonces esas características normalmente se dan en Maracaibo”.

En cuanto a la concepción de la ciudad como centro para la cultura, Lombardi afirma que “el concepto mismo de ciudad es un concepto cultural. Si tú quieres sociocultural, pero el concepto original de la urbe o del foro, que es donde se origina la reunión de familias y personas que terminan configurando una ciudad, tiene que ver con múltiples factores: el geográfico, el religioso, el cultural que de alguna manera identifica a esa comunidad y, lógicamente, el factor económico de intercambio”.

Las instituciones culturales como espacios que dan lugar a la representación de la idiosincrasia coadyuvan a la apropiación de sus tradiciones, creencias y costumbres a través de las artes, para influir de manera directa en el bienestar individual y colectivo.

En el contexto actual del país y la ciudad, la respuesta de las instituciones culturales y artísticas debe darse sobre una base antropológica-cultural, relacionada con ritos, ceremonias o tradiciones populares que tienen distintas manifestaciones: musicales, teatrales, religiosas; en el caso de Maracaibo, vinculadas con tradiciones orales, el habla que identifica a los maracaiberos.

“El estado nacional, regional y local tiene una obligación de promover y gestionar el hecho cultural en su sentido más amplio. Igual las instituciones privadas encausadas hacia diversas manifestaciones (…) Deben apuntar hacia la comunidad, ningún centro cultural puede ser excluyente (…) La idea es que se genere una respuesta comunitaria en su sentido más amplio, donde cualquier sector de la sociedad marabina pueda participar, involucrarse, disfrutar y así es como las instituciones tipo Teatro Baralt se convierten en íconos urbanos”, afirma Lombardi.

El Teatro Baralt a lo largo de sus 138 años ha dado lugar a la representación de la historia de Maracaibo a través de las manifestaciones artísticas, logrando de esta manera ser parte del imaginario colectivo.

A juicio del arquitecto Pedro Romero, el Teatro Baralt desde sus inicios “constituye una de las realizaciones de la ciudad Puerto que capitalizo la economía cafetalera de la Cuenca del lago (…) Mientras el actual Teatro de 1932, sustituto del anterior por decreto del presidente del Estado Vicencio Pérez Soto, representa un momento crucial del tránsito a la ciudad petrolera, junto a las edificaciones del Mercado principal, hoy CAMLB, edificios Las Laras y Mene Grande, entre otras relevantes edificaciones de su época”.

Con la transición a la economía petrolera, Maracaibo se modernizó y gracias a esa evolución económica, también fue posible la transformación arquitectónica del Teatro Baralt que no sólo se vio reflejada en el espacio físico, sino también en su oferta cultural.

“En consecuencia, la cultura cultivada en el teatro lo convierte en un espacio de oportunidades para el desarrollo de la ciudad. Por su localización en el centro histórico, junto a su condición de Monumento Nacional, la ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural lo convierte en un actor principal para la rehabilitación de su entorno.  Es un espacio para la convocatoria, repensar el rol del Centro Histórico y la ciudad posible”, afirma Romero.

Maracaibo y sus ciudadanos, representados en los espacios del Teatro Baralt a partir de su naturaleza geográfica y humana, según el arquitecto Romero, “han encontrado cobijo y oportunidades de expresión, alcanzando reconocimientos más allá de la propia ciudad y el país. Tal es el caso del festival del cortometraje Manuel Trujillo Duran, que se celebra en conmemoración del nacimiento del cine nacional”.

El Teatro Baralt ha trascendido sus “espacios de silencio” y en la actualidad es una institución con una importante capacidad de convocatoria donde confluye la sociedad de manera integradora, plural y democrática, según las consideraciones del profesor Lombardi “el teatro está en un buen momento para generar la respuesta que nuestra ciudad, Maracaibo, el Zulia y Venezuela están demandando de una institución cultural (…) generando diversas iniciativas en donde los diversos sectores de la ciudad y particularmente los diversos sectores culturales se sienten tomados en cuenta y participantes”.

Para el arquitecto Pedro Romero “El teatro Baralt vino a llenar una gran aspiración de la ciudad (…) El posterior proceso de consolidación de esta iniciativa primigenia, hasta llegar al actual teatro de 1932, lo ha constituido desde siempre en un espacio privilegiado, impactando con su hacer el desarrollo de las artes escénicas, cine, música, danza, entre otras tantas expresiones artísticas, culturales, académicas y ciudadanas cultivadas a través de su historia”.

Hoy cuando Maracaibo cumple 492 años, el Teatro Baralt celebra con la ciudad que lo alberga y continúa la centenaria labor por el desarrollo cultural-artístico individual y colectivo de sus ciudadanos.

(Cortesía)

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